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jueves, 29 de septiembre de 2011

Delincuente Barreda

Un dirigente que arruina la empresa que ha administrado tiene que rendir cuentas a los accionistas. Normalmente es expulsado de la empresa y en ocasiones puede llegar a ser juzgado por los tribunales. Cuando se trata de administrar fondos públicos la cosa es más delicada y lo normal en cualquier país civilizado sería que recayeran penas sobre el infractor. Entiendo que debería legislarse al respecto porque a día de hoy en este país parece que es suficiente con que las urnas expulsen al citado infractor.

Me estoy refiriendo a Barreda. Un tipo que ha dejado a toda una región con la caja vacía y con abultada deuda. Llama poderosamente la atención no sólo que no esté procesado con pie y medio en la cárcel sino que no le hayan expulsado de su partido. Y, para colmo, tenemos que verle en televisión cada dos por tres dando mítines en los que critica duramente los recortes presupuestarios de su sucesora como si ésta los hiciera por capricho y con acritud.

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martes, 6 de septiembre de 2011

Uso fraudulento tarjetas de crédito

El pasado viernes se produjo un uso fraudulento de una de mis tarjetas de crédito. 4 compras consecutivas por internet. Una de ellas en Nokia nominada en Libras Esterlinas. Dos de ellas en Pixmanía. La otra, en una web que actúa como plataforma de pagos (tipo Paypal). Me enteré porque esa tarjeta te avisa con SMS cada vez que realizas una compra.

Tras llamar al banco, me dijeron que tenía que poner denuncia en la Policía para dar parte al seguro. Al ir a la poli, me pidieron detalle de los cargos en papel emitido por el banco, el cual no me va a llegar hasta fin de mes por lo que la denuncia queda pendiente y el parte del seguro irá al límite de plazo (45 días). En cualquier caso, supongo que en 1 o 2 meses recuperaré mi dinero aunque las molestias no me las quita nadie.

Por otro lado llamé a Pixmanía con un argumento claro: "Soy fulanito... me consta que se han realizado 2 compras con mi tarjeta... les puedo enviar la tarjeta escaneada así como mi DNI para demostrar que soy yo... además soy cliente suyo y hace poco tiempo les he hecho compras a ustedes con esa tarjeta... y lo que quiero es que anulen esas 2 compras". La respuesta: "Eso no es posible. Denúncielo a la Policía. Por la ley de protección de datos tampoco podemos decirle dónde irán los 2 pedidos pero si hace una denuncia, la policía nos contactará y se a ellos sí podemos decírselo". Ni que decir tiene que, como cliente de Pixmanía, estoy bastante decepcionado.

Conclusión: estamos vendidos, las tarjetas de crédito hoy en día son un cheque en blanco al portador y, una vez más, la Ley de Protección de Datos protege a unos pocos (normalmente infractores) pero perjudica a la gran mayoría.
En lo relativo a las causas que pueden haber llevado al uso fraudulento de mi tarjeta, se me ocurren 3 (las expongo por orden de probabilidad):

1) Soy cliente de Pixmanía. La última compra la hice en Mayo de este año (hace 4 meses) y fue con esta tarjeta. Lo que me extraña es que la tarjeta dispone de contraseña adicional de "comercio seguro".

2) Los datos de esa tarjeta son los que di a Apple cuando cursé el alta de mi usuario en iTunes. Es probable que Apple haya sufrido algún ataque hacker, como ya le ocurriera hace unos meses a Sony, y alguna organización se haya hecho con bases de datos de clientes en las que aparecen los números de las tarjetas de crédito de estos.

3) Algún programa espía se ha instalado en mi ordenador y a través de este han conseguido mis datos y contraseñas.
Sirva mi experiencia para avisar a quienes me lean de forma que tomen las máximas precauciones posibles. Mi consejo es: tener una tarjeta de débito (no de crédito) asociada a una cuenta bancaria sin saldo (cta. puente) en el mismo banco donde tenemos nuestra cuenta principal. Cuando queramos hacer una compra por internet, traspasar el importe de esa compra desde la cuenta principal a la cta. puente y proceder a hacer la compra con la tarjeta de débito.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Grupos de Presión Antidemocráticos

Es preocupante la situación de rebeldía que se avecina. Posiblemente los ciudadanos ejemplares de este país, familias normales, personas trabajadoras que cotizan a la seguridad social y pagan impuestos sin rechistar, lamentablemente tendrán que vivir episodios de inseguridad similares a los acontecidos en París hace unos años o, más recientemente, en Londres.

Es muy probable que tras el 20N haya un cambio de gobierno que no agrade a ciertos grupos de presión. Minoritarios pero, al fin y al cabo, grupos de presión que no acatan la voluntad de la mayoría reflejada en los resultados de unos comicios. Llamémoslos, por tanto, antidemocráticos.

Hablamos del movimiento #15M declarado abiertamente antiliberal y que nunca consideró culpable de la crisis al actual gobierno sino a algo tan etéreo como es lo que llaman “el sistema”. De hecho, a su líder se le ha visto últimamente coquetear con el que presumiblemente será gobierno saliente y, por tanto, oposición. Y es que no hay duda de que hay intereses comunes.

Si al marcado carácter izquierdista del #15M añadimos la intolerancia mostrada en la reciente visita del Papa y la violencia con que han demostrado que pueden emplearse, tenemos todos los ingredientes para augurar tiempos bastante difíciles para todos.

El apreitivo lo tendremos pronto. Supongo que ya estarán pensando la manera de reventar las elecciones. A ver por dónde nos salen.

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jueves, 1 de septiembre de 2011

No con mi dinero

Gracias a la crisis que vivimos la manera de pensar de los votantes ha podido cambiar. En los años de democracia que llevamos vividos ha sido muy frecuente el recurso de los políticos a ofrecer el oro y el moro para ganarse al electorado hasta el punto de ser acusados en ciertas ocasiones de querer "comprar el voto" de de determinados sectores.

La campaña electoral que se avecina será un tanto atípica en este sentido y respecto a la crisis que estamos viviendo podemos decir que "no hay mal que por bien no venga". ¿Por qué? porque el que más y el que menos ya es consciente de que los servicios sociales, las ayudas, las subvenciones, la educación, la sanidad y todo este etcétera que forma el llamado Estado del Bienestar no salen de la nada sino de nuestros bolsillos. Y cuando el Gobierno gasta más de lo que ingresa, pues llegamos a una situación crítica, como le pueda ocurrir a cualquier familia que vive por encima de sus posibilidades.

Por tanto, como venía diciendo, en la campaña electoral que nos viene cuando salga el político de turno prometiendo el oro y el moro, lo normal es que en vez de conseguir votos los pierda. Visto lo “bien” que el gobierno administra nuestros impuestos la gran mayoría, al oír hablar de los servicios sociales, las ayudas, las subvenciones, la educación, la sanidad, etc, pensaremos automáticamente NO CON MI DINERO.

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