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jueves, 16 de junio de 2005

Apuestas on-line (2)

EL JUEGO

Hace unos meses decidí hacer un estudio de las distintas empresas que organizan apuestas por Internet. Lo primero que observé es que están ubicadas normalmente en Reino Unido, Gibraltar o Austria. El sistema consiste en registrarse como usuario y posteriormente hacer un ingreso a través de una transferencia o con pagos directos con tarjetas de débito o crédito y otros como el Paypal.

Tema económico. Hay que tener cuidado con las comisiones. Muchas casas de apuestas cobran incluso por hacerles un ingreso con tarjeta para poder jugar, otras te cobran por reembolsarte cantidades o por abonarte los premios. También hay que informarse sobre el tiempo que tardan en hacerte llegar el posible premio. Algunas te envían un cheque al cabo de 30 días y, además de la espera, te comes la comisión de tu banco al ingresarlo.

Luego vino el estudio estadístico. No hace falta saber muchas matemáticas para comprobar que estas empresas son máquinas de hacer dinero seguro. En cualquier apuesta limpia organizada entre particulares lo lógico es que si apuestas a todas las posibilidades ni ganas ni pierdes, es decir, ante un partido de baloncesto de dos equipos similares lo lógico sería apostar a un "doble o nada" (1 a 2). Aunque admito que el organizador del tinglado se tiene que llevar una comisión, en este caso la mencionada comisión me parece desmesurada al ofrecer cuotas de 1 a 1,80 en ambas alternativas.

Y finalmente vino la práctica. Ingresé 30 euros y he jugado toda la temporada de fútbol. Hacía quinielas a mi medida (esta es una ventaja que veo en este sistema) con 9 o 10 partidos que me costaban 50 céntimos con la posibilidad de ganar unos 1.000. A veces también apostaba en baloncesto, tenis, motociclismo y automovilismo. Hoy quedan en mi cuenta 3 euros. He perdido pero hubo ocasiones en las que iba ganando y ha sido entretenido. Entretanto, recibí y sigo recibiendo varios e-mails insistiendo para que juegue en el casino (ruleta, black jack, póker...). Supongo que esta alternativa habrá llevado a más de uno a la ruina y prefiero no probar ente otras cosas porque no me fio.

Conclusión. No es oro todo lo que reluce, hay quien se está forrando a nuestra costa aunque también es cierto que, sobre todo a los trabajadores, nos seduce (y mucho) la posibilidad de ganar dinero que en teoría hay que declarar a hacienda y no declararlo (como hacen los ricos). Puede ser entretenido pero no podemos caer en la tentación de jugar grandes cantidades


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